LAS TORRES DE CUELLAR
portando
el cielo de esta noble villa
que
de cultura es cuna, maravilla
impregnada
en arte y arquitectura.
Álamos
anidados, copa pura
por
cigüeñas posadas en su orilla
tocando
gloria, el tiempo se humilla
a
los pies de la piedra siempre dura.
Deja
que la historia, firmamento
íntimo
que toda persona adora
guíe
tus pasos por el diestro camino.
Asciende
a través del ínfimo viento
despierta
que el cándido sol te dora
saliendo
del letargo del destino.
Guardián
y protector de cielo y tierra
Inmóvil
junto al medieval castillo
Yace
el torreón de San Basilio, brillo
Cilíndrico,
la ciudad abre y cierra.
Tu
soledad entre gente rodeada
celestial
compañía, en tu memoria
tiempos
de alegría, gozo, paz y gloria
otros
de pesadumbre recatada.
Y
tú, tristeza en sutil presencia
perdiste
el equilibrio, la armonía
precipitando
tu alma al manso abismo.
Contigo
no hubo, pues, gran paciencia
la
intimidad, Santiago, ruina fría,
desnuda
a merced del olvido mismo.
Sobre
la tierra del monte caliente
floreció
la selva de ramas rojas
chorro
intenso de agua en fuego arrojas
apagad
con furor la flor creciente.
Suplicó
con ardor la enorme torre
la
de Santa María de la Cuesta
en
su posición vertical, enhiesta,
el
vecindario hábil la socorre.
Alguna
mostró función pasajera
puesto
que la época lo requería
San
Miguel repicaba en plena guerra.
Sistema
de alarma utilizado era
en
la villa con valor, noche y día
al
divisar la aviación por la sierra.
Inconcluso
y terminado el poema
eclipsado
por tan magna belleza
no
pude mostrar apenas grandeza
y
más de doce torres, ya son tema.
No
encuentro consuelo en este ser
sin
nombrar a todas cumplo delito
pues
por sí mismas ya son todo un mito
en
esta noble villa podemos ver.
Animo
al caminante, peregrino
al
lugareño ¿Por qué no? Que vean
obras
de museo, naturaleza.
Observad
las piedras del camino
lo
nuestro, la cultura, todas sean
patrimonio
del arte, la nobleza.
💭 Luis A. Sánchez Aldea
💭 Luis A. Sánchez Aldea